jueves, 2 de abril de 2015

EL VERDULERO

de todas las clientas que llegaban
cada día
aquella era la que más le gustaba
una muchacha morena
que todos los sábados
caminaba hacia la verdulería
(él la miraba acercarse)
con su vestido corto, blanco
con flores estampadas, negras
él la atendía con el termo en la mano
sin atreverse a invitarle un mate
insinuando una conversación
que sobre pase
la frescura de la rúcula
y el brillo del limón.

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